En nuestro pueblo son inseparables la vida social de la religiosa, no existe para el yoruba "vida profana", todo está relacionado de un modo u otro con los Orishás y los Ancestros. Todo aquello que la religión tradicional prohíbe o condena, la comunidad entera también lo hace. Se piensa que toda ofensa contra los Orishás ofende al hombre y viceversa. No existe una documentación escrita legalmente sobre lo que está bien o no dentro de la sociedad tradicional africanista, pero todos los que son integrantes de la misma conocen perfectamente cual es el código de conducta que se debe tener. Se sabe perfectamente lo que está bien o no dentro de la sociedad, e incluso los yorubás que no integran la comunidad religiosa conocen su código de valores y los asumen. Esto ayuda al bienestar de toda la comunidad, porque se vive bajo determinadas reglas comunes a todos, donde priman conceptos elevados de ética y comportamiento. Si bien los escritos sagrados que dictan las leyes y los códigos de comportamiento, no están - como decíamos - legalizados y expuestos públicamente al alcance de todos, forman una especie de Libro Sagrado, que recopila lo más antiguo y puro de las tradiciones y costumbres yorubás que son conocidos como "versos de Ifá". Así como la sociedad occidental se basa en versículos de la Biblia para demostrar lo que está bien o está mal delante de los ojos de Dios y la sociedad, la sociedad africanista se basa en los versos de Ifá.
Este código prohíbe a los yorubás (2) acciones que son consideradas delictivas dentro de su sociedad civil como robar; el adulterio; la fornicación; el secuestro; rompimiento de contrato; jurar en falso; la mentira; la violación; hablar mal de los gobernantes; estafar; la irreverencia o falta de respeto a los padres o mayores (3); seducir; la malícia; las aberraciones y desviaciones sexuales de todo tipo. Todos estos actos prohibidos son considerados crímenes dentro de la religión tradicional africana y cualquier persona que comete alguno de ellos es visto como un criminal y será castigado. Los crímenes cometidos no sólo van en contra de la sociedad, sino también en contra de los Orishás y los Ancestros. Todos aquellos que nos consideramos "yorubás" vivimos como tales y educamos a nuestros hijos (carnales) a vivir bajo los códigos de conducta que indica nuestra tradición. Se entrenan a los niños a decir siempre la verdad, porque se cree que un mentiroso está propenso a cometer otro tipo de actos delictivos. Según nuestra tradición consideramos que los mentirosos conocen la verdad, pero no la dicen, dañan a los demás por voluntad propia, llaman rojo al blanco y blanco al rojo. El Odù Ikafun dice:
"...Aquellos que dicen efuru por esuru
bien, nuestro Padre los está mirando desde el cielo,
Aquellos que dicen odide por oode, (que el papagayo es el murciélago)
bien, nuestro Padre los está mirando desde el cielo,
Aquellos que dicen que la hoja de oro es la de oriro,
bien nuestro Padre los está mirando desde el cielo..."
Sobre los mentirosos el odù Otura dice:
"Ser mentiroso no lo priva a uno de hacerse rico,
Romper un contrato no lo priva a uno de alargar la vejez;
Pero el día que muera, allí tendrá problemas."
En la religión tradicional yorubá se sabe que muchas cosas deben pagarse después de la muerte, por eso se tiene muy en cuenta el no cometer faltas, los Orishás no apoyan a los mentirosos, los ladrones, estafadores, degenerados, adúlteros, asesinos, etc. Los Orishás mandan siempre a sus seguidores a decir la verdad, incluso en los propios odù la mayoría de las veces se trata de dejar en claro que aquel que engaña, roba o comete faltas siempre sale perjudicado, es castigado o termina en la ruina. En otra parte del odù Oturupon dice así:
"¡Sea sincero, aunque se quede solo!,
¡Sea verdadero, haga el bien!
Al que es verdadero las deidades lo apoyan,
Diga la verdad, aunque se quede solo..."
El hurto es visto como un acto vergonzoso, algo de lo que nadie debería hacer alarde. Tener un ladrón dentro de la comunidad se considera una desgracia. Cuando hay robos, se realizan rituales para saber quien fué el ladrón y recuperar los objetos robados. El ladrón, a consecuencia del poder divino, sufre al poco tiempo todo tipo de emfermedades, parálisis, cegueras momentáneas, quedando dañado en forma física y psíquica, a tal punto que deberá recurrir a un sacerdote africanista para que le retire el mal. Cuando el babalawo ve que el mal del paciente es debido a robos, le indica que debe devolver los objetos al dueño en la plaza pública, delante de todos y además pagar ciertas ofrendas a los orishás. El robo empaña la reputación e integridad de la familia del ladrón, siendo que los africanos tradicionales se preocupan mucho por el buen nombre y la reputación. El hurto no sólo es considerado algo inmoral, también es una ofensa religiosa castigable por parte del Todopoderoso.
Benin / Cotonou.- Tres ladrones que serán juzgados por los sacerdotes de Sàngó esperan con la cabeza baja la hora del jucio.
El sacerdote poseído con Sàngó la noche del jucio. Su indumentaria, con predominio del color rojo revela la seriedad del asunto a tratar. Los ladrones deben hacer varias ofrendas en paga por su delito, devolviendo los objetos robados. A modo de castigo también se les rapa sus cabezas, tal cual se ve en la foto.
fotos © Henning Christoph
Los sacerdotes africanistas, los jefes (de barrios, ciudades, etc.) y los reyes tienen poderes político-religiosos y son quienes aplican las leyes, la justicia y los castigos a las faltas dentro de la comunidad. Los jerarcas y sacerdotes son respetados como se respeta a un Orishá, pues se consideran "mayores" y portadores de la sabiduría de los Ancestros. En cuanto a la falta de respeto a los "mayores" (planos religioso-político y edad) y a los padres, aquel que comete dicho crimen, insultando a los mismos, insulta también a los Ancestros y Orishás, atrayendo para sí el castigo de los mismos. Si bien la insolencia se perdona, se considera un acto delictivo. Los Padres (ancestrales) deben ser venerados y dado el momento "rendirles culto", pues es la voluntad de Olodumaré que se venere a quien nos veneró y en cualquier sociedad donde no se venere a los Padres no se tendrá las bendiciones del Todopoderoso. Iwori dice:
"Respete a su Padre y a su Madre
esos que vivieron largo tiempo en la tierra,
Ifá dice que oferte a su Padre y a su Madre
el sacrificio de cuidados, rectitud y humildad,
pues eso le traerá retribuciones.
Ifá dice que ofrendando ese sacrificio y siendo obediente
no atraerá maldiciones.
Las maldiciones de su Padre y de su Madre
son las maldiciones del Omnipotente"...
En otra parte del mismo Odu dice:
"Mis Padres trabajaron en vano por mí.
Nací porque la suerte de mi madre era buena,
nací porque la suerte de mi padre era buena.
Me dieron a luz y mis brazos no eran deformes,
no nací emfermo,
no nací leproso.
Ansío poder tener mis propios niños,
de manera que pueda tener descendientes.
Quiero tener casas,
quiero tener bienes materiales,
quiero tener dinero.
Mis padres trabajaron en vano por mí.
Vine al mundo debido a su buena suerte,
Quiero hacer algo bueno de mi vida,
Para que el trabajo de mis padres no haya sido en vano."
Por otro lado en el Odu Iwori-meji explica que todo aquel que respete a sus Padres y Ancestros (Egungun) en cualquier tarea en la que se embarque tendrá éxito. En el Odu Obara-meji se condena la arrogancia, el orgullo y las faltas de respeto de los jóvenes hacia los ancianos, las cuales son sentenciadas, diciendo que todos los que no respetan a sus mayores no tendrán una vida larga y aquel que golpea a su padre, a un sacerdote o un anciano está atrayendo su propia muerte.
El gobierno africano es teocrático de modo que los gobernantes son vistos como representantes divinos. Toda falta de respeto, reproche o rebeldía hacia los mismos está prohibida. En cuanto a la lealtad absoluta y obediencia hacia el gobierno el Odu Ejiogbe dice:
"La Corona debe ser juzgada por la cabeza que usa Corona.
Los labios del filósofo son los que deben desafiar al filósofo..."
Una Gorra nunca será más famosa que una Corona.
La que guía el Cuerpo es la Cabeza."
El yorubá tampoco está de acuerdo con sentimientos tales como la avaricia o el egoísmo, pues Ifá dice que todos vamos a recibir aquello que dimos, por esto, cuanto más mano abierta seamos, más recibiremos. La clave es ofrecer sin esperar nada a cambio. Se enseña que se debe pagar siempre a los Antepasados y Orishás para conservar la sabiduría, la suerte y los bienes materiales; así como también a ser contemplativo con el hermano más debil o pobre, dándole ayuda si fuera necesario. Obara-meji dice:
"La mosca que no es codiciosa, nunca muere en un recipiente de vino.
La mosca que vuela con las demás en el aire
y no se tienta con los cebos que hay en el suelo.
Nunca es cazada en una trampa."
Otra cosa a tener en cuenta, es que tenemos prohibido maltratar o castigar a los animales, así como tampoco debemos matar animales por placer o deporte. El sacrificio de animales debe ser hecho sólo cuando los orishás lo pidieran o cuando necesitáramos consumir carne, siempre consultando el oráculo, siendo que dichos sacrificios deben ser efectuados por personas preparadas ritualmente. Consideramos que los animales tienen el Ashé de los Orishás (que en conjunto representan a Olodumaré) y si dañáramos un animal estaríamos atrayendo un osogbo (poder negativo) hacia nosotros.
Ewi y Ceremonias
* En nuestra tradición, se conocen como ewi a las alabanzas proverbiales tradicionales que se ejecutan en momentos especiales tales como bautismos, casamientos o ceremonias fúnebres. Con ewi se le da la bienvenida a un nuevo niño dentro de la familia, en el momento de darle un nombre, el cual casi siempre es escogido a través del oráculo o a veces puede venir con el niño desde el orun (cielo), con marcas que dictan cual debe ser el nombre. También con ewi (versos poéticos ceremoniales) se celebran los casamientos delante de los orishás y los ancestros, siendo que el casamiento no sólo representa la unión entre el hombre y la mujer, sino también la unión de sus dos familias y de sus ancestros, por lo tanto es de vital trascendencia que los mismos estén de acuerdo. Para tal fin es consultado el oráculo y son hechos los ebós correspondientes. Otro tipo de Ewi es usado asimismo para dar la despedida a quien fallece, debiendo aquí también darse primacía a lo que desea el difunto, sus orishás y ancestros, quienes indicarán como desean que se haga la ceremonia.
En todas estas ceremonias socio-religiosas nunca faltan elementos simbólicos típicos de nuestra cultura como lo son la Nuez de Kola, el Aceite de Palma, el Efun, la Miel, el Jenjibre y el Vino de Palma, entre otros. Hay además siempre una comunión entre los asistentes y el mundo del Más Allá, donde moran los Ancestros y los Orishás. En una mesa (mantel que se coloca sobre una estera) se colocan los ingredientes simbólicos de nuestra cultura, que recuerdan muchos de nuestros mitos y tradiciones, junto con una gran variedad de comestibles, bebidas refrescantes y flores.
gracias Bàbá Osvaldo Omotobàtálá